Soy..., soy…
No hay ninguna queja… calma contemplativa… el sol es cálido, mas no encuentro algún comentario para desacreditarle. La semana del diablo llega a su fin al parecer… satisfacción… recreación… sueño… indagación… sueño… mas sueño… agotamiento…coma sensorial. Es curioso, ya que mi capacidad mental no desea ponerse en función para darle palabras a las percepciones de mis sentidos… la vida cotidiana… la televisión… todo lo demás que vale más la pena… creo que estoy empezando a calentar motores… no, falsa alarma… todo esto se escribe en tiempo real, así que cuando leas la edición final es posible que no tenga ningún orden o sentido lógico… eres libre de llegar al punto que desees o parar si es que te place más que seguir leyendo hasta mi última palabra… eso ya los sabíamos, por lo que no había necesidad de esa aclaración, pero sin embargo creo que me gusta hablar de más, y escribiendo es peor. Si fuera otra persona leyendo estas palabras creo que primero me llamaría freak y luego ni siquiera terminaría de leer, puesto que de esto escriben todas las personas del mundo. No hay nada nuevo bajo el sol, Así que, ¿Qué tiene de interesante volver a repetir todas las cosas que se han dicho sobre el mundo? ¿Qué tiene de malo que me reserve mi opinión? ¿Qué tiene de malo si no expongo mis cartas por el simple hecho de no desearlo? Nada. Los objetivos concretos allí están, mas no siempre deben de obedecerse. A veces hay que hacer pausa en la retroalimentación causada por la disputa de dos juicios. No por decir “no, gracias, no discuto sobre filosofía en domingos” no te hace un cobarde de defender tu libre expresión. Hay veces en que desearía que mi reflexión fuera solo una cosa que vibra y zumba entre mis oídos como la estática de una estación de TV fuera del aire. Inclusive en esa nevada plateada y electrónica, (que ha desaparecido por completo ya de las últimas generaciones de estos aparatos) puedes encontrarle profundidad y adjudicarle un significado, si sabes cómo verla. Tengo ganas de devorar con los ojos un texto pesadito para que vague por mi mente a un ritmo navegante… casi con parsimonía… para que zumbe al instante de ser digerido por mis sentidos, no para que provoquen una alimentación a mi juicio formal sobre la realidad, sobre comportamientos antropológicos o sobre cualquier otro tema que sea critica de cualquier aspecto de la vida contemporánea desde cualquier punto de arranque, para eso ya habrá su tiempo…
Hay veces en que me gusta revolcarme en la dicha de una grácil canción tonta…
“Sunshine, lollipops and rainbows,
Everything that's wonderful is what I feel when we're together,
Brighter than a lucky penny,
When you're near the rain cloud disappears, dear,
And I feel so fine just to know that you are mine.”
… que te ponga una sonrisa, sin ninguna causa lógica y sesuda.
Te traes palavi con yorma del único restaurante afgani de Marruecos. Sé que su dueña es una bella mujer casadera que habla con los gorriones sobre ti, mientras el crepúsculo vespertino acaba entre las colinas.
Te quiere,
Mamá.
No hay ninguna queja… calma contemplativa… el sol es cálido, mas no encuentro algún comentario para desacreditarle. La semana del diablo llega a su fin al parecer… satisfacción… recreación… sueño… indagación… sueño… mas sueño… agotamiento…coma sensorial. Es curioso, ya que mi capacidad mental no desea ponerse en función para darle palabras a las percepciones de mis sentidos… la vida cotidiana… la televisión… todo lo demás que vale más la pena… creo que estoy empezando a calentar motores… no, falsa alarma… todo esto se escribe en tiempo real, así que cuando leas la edición final es posible que no tenga ningún orden o sentido lógico… eres libre de llegar al punto que desees o parar si es que te place más que seguir leyendo hasta mi última palabra… eso ya los sabíamos, por lo que no había necesidad de esa aclaración, pero sin embargo creo que me gusta hablar de más, y escribiendo es peor. Si fuera otra persona leyendo estas palabras creo que primero me llamaría freak y luego ni siquiera terminaría de leer, puesto que de esto escriben todas las personas del mundo. No hay nada nuevo bajo el sol, Así que, ¿Qué tiene de interesante volver a repetir todas las cosas que se han dicho sobre el mundo? ¿Qué tiene de malo que me reserve mi opinión? ¿Qué tiene de malo si no expongo mis cartas por el simple hecho de no desearlo? Nada. Los objetivos concretos allí están, mas no siempre deben de obedecerse. A veces hay que hacer pausa en la retroalimentación causada por la disputa de dos juicios. No por decir “no, gracias, no discuto sobre filosofía en domingos” no te hace un cobarde de defender tu libre expresión. Hay veces en que desearía que mi reflexión fuera solo una cosa que vibra y zumba entre mis oídos como la estática de una estación de TV fuera del aire. Inclusive en esa nevada plateada y electrónica, (que ha desaparecido por completo ya de las últimas generaciones de estos aparatos) puedes encontrarle profundidad y adjudicarle un significado, si sabes cómo verla. Tengo ganas de devorar con los ojos un texto pesadito para que vague por mi mente a un ritmo navegante… casi con parsimonía… para que zumbe al instante de ser digerido por mis sentidos, no para que provoquen una alimentación a mi juicio formal sobre la realidad, sobre comportamientos antropológicos o sobre cualquier otro tema que sea critica de cualquier aspecto de la vida contemporánea desde cualquier punto de arranque, para eso ya habrá su tiempo…
Hay veces en que me gusta revolcarme en la dicha de una grácil canción tonta…
“Sunshine, lollipops and rainbows,
Everything that's wonderful is what I feel when we're together,
Brighter than a lucky penny,
When you're near the rain cloud disappears, dear,
And I feel so fine just to know that you are mine.”
… que te ponga una sonrisa, sin ninguna causa lógica y sesuda.
Te traes palavi con yorma del único restaurante afgani de Marruecos. Sé que su dueña es una bella mujer casadera que habla con los gorriones sobre ti, mientras el crepúsculo vespertino acaba entre las colinas.
Te quiere,
Mamá.
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