06/13/06
No he podido sentirme totalmente tranquilo en meses y el fin de semestre no es ningún indicio de alguna tranquilidad. El servicio social no me consume, pero ¡ah!, cómo me canso al llegar a casa, y si no eso, es algún compromiso social. Ahora entiendo una vez más que mi tiempo es de todos menos mío. Pero tiene sus frutos, creo. O al menos debiera. Si, ya sé que las últimas imágenes no han sido atractivas como para llamar la atención de los transeúntes, para que hagan una pequeña parada en este rinconcito que vanidosamente se llama a sí mismo “foro de expresión” (Personalmente es un nombre muy pomposo para este lugar que no es más que una forma de desahogo, aunque al menos no es un sitio para la exposición pública de mi imagen (como si esta fuera del interés del ciberespacio) bien por aquellos que utilizan este medio de tal manera, mis respetos, pero francamente eso no es lo mío.)
Ansió tener de nuevo tiempo para volver al gimnasio, fuera de las ganancias obvias que implica, mi organismo está más ávido de la secreción de endorfinas que conlleva ese tipo de esfuerzo físico, mucho más rico que el estrés que me produce el desgaste intelectual al que ya me he acostumbrado. (De hecho siento que produce más estrés del que debiera merecer) Quisiera ampliar este artículo con alguna información interesante como era mi costumbre en las pasadas actualizaciones, pero como no he leído nada interesante en el ambiente no he podido escribir nada. Entre tantos balones, y propaganda política uno se siente contagiado con tanta polución visual, ya no mencionemos el querer abrir un hoyo en el piso, caerse en él y ponerle una pesada roca encima. Cambiando de tema. Vayan a ver “Mrs. Henderson Presenta” cine no comercial ligerito con montones de chicas desnudas con la monumental Judi Dench (no se preocupen, ella no sale desnuda). Vamos no te quejes, ya sé que sirvo demasiada sopa de letras y que la carne no se ve muy, pero ni modo, eso es lo que doy en mi cocina y si no te gusta mi comida hay montones de lugares donde comer allá fuera.
Te traes bikinis con lunares, amarillos diminutos, que todos puedan admirar y trago coqueto para tomarlo delante de ese biombo ambientado como Puerto Vallarta, arriba de la azotea.
Te quiere,
Mamá.
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